El que prueba un Corolla, ya no sabe (NO QUIERE) conducir otro coche. Esa exquisita suavidad, esa sensación de ir flotando, sin ninguna vibración, esperando oír algo para sólo conseguir oír a los pestilentes diesel con los que te cruzas, hacerte con el control total de la conducción en modo eco 1 para bajar el consumo, consiguiendo cada vez que lo conduzco más y más volver a bajarlo, en fin ... Deseando conducirlo que estoy otra vez.