Buena opinión. Interesante ese punto de vista, aunque no sé si en este caso será primero la gallina o, como debería ser, el huevo.
Hace como 30 años, siendo un chaval, leí sobre un proyecto de ciudades en las que el hidrógeno se usaba para más cosas que los propios coches. Se hablaba de hospitales que sirvieran como punto de recarga además de para hacer funcionar varios sistemas propios, de calefacciones centrales, de coches que eran plataformas modulares con pila de hidrógeno pensados para que se pudiera cambiar la carrocería y conservar el chasis, actualizándolo convenientemente y un montón de cosas más que no recuerdo porque era un jovenzuelo impresionable.
No he vuelto a saber más, ahí se quedó el tema.
La idea era buenísima. Y de hecho se están copiando algunas cosillas tímidamente, no las que sirvan para mejorar la sociedad sino las que da más beneficio a las empresas individualmente. Pero me temo que, aunque el hidrógeno tiene muchas cosas buenas -y alguna mala-, vamos a ir para otro camino, no sé si por enchufes o enchufismo, pero los coches eléctricos están ya ahí, muchos fabricantes parecen estar sacando los últimos beneficios de mecánicas tradicionales antes de que les empiece a ser más rentable económicamente y estén en una posición adecuada para que otros recién llegados no les peguen un buen susto.
Hay muchísimos anuncios de redes de cargadores, de proyectos de inversión en tecnología de baterías, futuros modelos eléctricos, porcentajes de venta esperados a 4 años vista... No sé, yo creo que incluso la propia Toyota está haciendo sus sondeos para pasarse al eléctrico en el momento oportuno y aún no han apostado fuerte porque se espera un salto tecnológico importante en poco tiempo, fruto de una inversión mucho mayor en general.
Nos la van a meter con calzador. Vamos, casi pondría la mano en el fuego. Y a papá estado se la trae al pairo, hará lo que digan otros que tiene que hacer con tal de que cuatro avispados conserven su status.
Un saludo