Yo perdí a mi perra en agosto, ni una semana antes de perder el coche. No es algo que habría comparado nunca, pero coincidió en el tiempo y es curioso lo poco relevante que me resultó perder mi querida Espace de 15 años, el que ha sido el coche de mi vida, en comparación con mi cabrona de bóxer, que ya no me recibe tirándolo todo con la cola cuando llego a casa.
Y ya tenía atado un sedán Feel km 0 perfecto a un precio de miedo cuando me di cuenta de que el año que viene el perro no iba a caber. Le dije adios al sedán con una lagrimilla que se secó rápido y empezamos a negociar desde cero para el TS. Tengo las prioridades claras y, aunque es cada vez más jodido, yo voy a seguir perdiendo perros hasta que uno de ellos me pierda a mí. Así que Touring Sports.