Un mes y una semana, y 3500 km ya realizados, puedo por fin comentar las diferencias que encuentro entre mi Corolla TS 140h (Style Edition) y mi anterior Ioniq (también híbrido de 140 CV).
[Spoiler para quien no quiera leer más: estoy encantado…]
Tras hacer los primeros 1000 km principalmente por Madrid (con algún miniviaje a El Escorial, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias…) en las primeras 4 semanas, he estado 5 días por Asturias y Euskadi, otros 2500 km de otra carretera, incluyendo el test de todos los test, la subida a la meseta desde Asturias por el Huerna (la A-6).
Lo primero, para quien no lo tenga muy claro: el sistema híbrido del Ioniq utiliza también un motor térmico similar al nuestro, ciclo Atkinson, con un poquito más de potencia teórica (105 CV, creo recordar), y un motor eléctrico un poquito menor que el nuestro, pero ofreciendo en total 140 CV, y bastante similar en ese sentido.
Pero aquí acaba el parecido, y aquí empiezan las diferencias. La gestión que hacen ambos son bastante diferentes, y el cambio de la caja automática de doble embrague y 6 marchas del Ioniq al e-CVT del Corolla, son dos mundos completamente distintos.
En cuanto a consumo: en los primeros 1000 km, que podemos decir más o menos que serían 50% ciudad / 50% carretera, el consumo del Corolla ha estado sobre los 4’4 a 4’5 l/100km. Que está muy bien, mejor probablemente que el Ioniq, que en estas lides andaría sobre los 4’6/4’7. Con neumáticos (que eso influye) parecidos, 225/45/R17 el Ioniq, 225/40/R10 el Corolla.
Y en carretera, en trayectos de más de una hora, el Corolla parece variar más de un momento a otro, oscilando, según el ordenador de a bordo, que suele marcar un poco más que lo que luego me da con lo rellenado en gasolinera, entre poco más de 3l a algo más de 6l. Pero la media por depósito, yendo por autopista a 120 con el CCA, está entre los 4’9 y los 5’2. Similar, o quizá levemente menos que el Ioniq, que estaba en general entre 4’8 y 5’4.
Sí, para los que llevamos conduciendo toda la vida, la sensación de la caja de 6 velocidades del Ioniq es más agradable, por mantener sensaciones más conocidas. Pero el resbalamiento del e-CVT del Corolla ha mejorado significativamente desde la generación anterior (tuve unos días hace tiempo un CH-R 125H, y noto mucho la diferencia). Y aunque hay momentos en los que se nota, especialmente cuando está a baja velocidad en una cuesta en modo eco, parece que no tira, pero es una sensación falsa. Necesitas pisar algo más, y entonces reacciona, y está el efecto psicológico de no oír el incremento de revoluciones, que hace que sintamos como si no estuviera acelerando, pero en realidad sí que lo está haciendo.
Y hay cuestas en las que se revoluciona muy claramente, pero no tiene mayor problema. Y también el Ioniq sufría en algunas mucho (luego cuento lo del Huerna, que es significativo).
Así que esto es sin más cosa de acostumbrarse a las nuevas sensaciones.
Pero aún así, estoy enamorado del e-CVT. Como concepto, eso de poder poner el motor en su punto dulce en cualquier momento, suena muy bien. Pero es que la realidad es aún mejor de lo que pudiera parecer. Tanto en el ahorro de combustible que supone, como sobre todo en prestaciones ofrecidas. Porque es verdad que el sistema híbrido está manejado de manera algo diferente, pero creo que la principal ventaja deriva del e-CTV, con toda sinceridad.
Con respecto a la gestión de la batería, hay una clara diferencia entre ambos coches. El Ioniq marca 18 puntos de batería, y trata de mantener el coche siempre en los 6 centrales. Solo en casos de bajadas pronunciadas u otras situaciones inusuales carga por encima del 12. Pero, eso sí, en cuanto carga intenta aprovecharlo lo antes posible en descargar el motor térmico para reducir consumo, sea yendo en eléctrico puro, o aportando parte del empuje. Por decirlo de algún modo, da preferencia al ahorro en corto plazo.
El Corolla, en cambio, tiene mucha más tendencia a salvaguardar casi un 50% de batería por si en un momento necesario la necesita, y no es raro verle subir a tope la carga. Por decirlo de alguna manera, se guarda siempre un as en la manga por si fuera necesario ese plus de potencia, y no está tan preocupado por bajar consumo instantáneo cada poco, sino que gestiona a más largo plazo.
A priori, y para el uso más habitual, no suponen gran diferencia uno u otro modo de trabajar. Pero en situaciones un poco especiales, sí que se produce, y en ese caso, va a favor del Corolla.
El caso más significativo, la subida al Huerna. Como ya había comentado alguna vez, es un tramo especialmente puñetero para los coches híbridos. Son 18 km con una pendiente media de casi 5%, pero además sin un solo momento en que baje del 4%, con lo que no da respiro.
Aquí el Ioniq no llegaba. Era el único sitio en España donde se quedaba, pero aquí se quedaba de lo lindo. Para empezar, como antes de llegar aquí ya hay unos cuantos kilómetros de subida leve, pero continua, ayuda un poco con el eléctrico, para bajar consumo. Con lo que llegas a la subida grande con menos de la mitad de la batería sí o sí. Y al empezar la subida, si intentas mantener, no digo 120, pero simplemente 110 km/h, el coche se vuelve loco, porque el térmico se queda demasiado bajo de vueltas en 5ª, y demasiado alto en 4ª, con lo que empieza a buscar cómo aguantar, porque no da él solo para empujar lo bastante para aguantar la velocidad, y a tirar de eléctrico. Y a la mitad de la cuesta, o antes, se queda sin batería (ok, no queda al 0% real, claro, por la protección, pero sí lo suficientemente bajo como para marcar batería vacía, y dejar de empujar con el eléctrico). Y a partir de ahí, empieza a quedarse, a quedarse… hasta que no va a más de 80-90 km/h. Hasta coronar, y en unos segundos volver a la velocidad y a cargar batería. Son solo unos minutos de sufrimiento, pero son la leche…
En cambio el Corolla, ni se despeina. Para empezar, llega con la batería como al 50%, que es algo bastante habitual en él. Pero cuando empieza la diversión, con el CCA a 120 km/h, se planta en unas 4200 rpm (es la ventaja del e-CVT, si ese es el régimen que considera óptimo para potencia/consumo, le da igual la velocidad a la que vayas y ahí se instala). Y deja la batería tranquila, ni carga ni consume. Y camina sin ningún problema. En algún momento en que la pendiente sube claramente por encima del 6% sube a unas 4500 rpm, o incluso usa un poquito de eléctrico para ayudar, pero puntualmente. Y no solo aguanta perfecto, es que le sobra. Cuando un camión se me cruzó un poco en el carril, y el CCA me bajó un poco la velocidad, pisar un poco más, usa la bateria que mantiene en reserva todo el tiempo para empujar, y recupera sin ningún esfuerzo, los 140 CV en plenitud. Eso, después del Ioniq, me parece ciencia ficción. Pero no, es mecánica bien optimizada y la magia del e-CVT llevada a todo su esplendor.
Y lo más alucinante: si el Ioniq aquí sube el consumo una salvajada (es lo normal al ir a todo lo que da de potencia), el Corolla sube, claro que sí, pero ni muchísimo menos se desmanda. El consumo medio desde unos 150 km antes que venía en marcha sube quizá a cerca de 6 litros, pero después compensa en la bajada, y en el resto de la meseta, y cuando llegué a Madrid y reposté, el consumo real ha estado sobre los 5'0 l/100km en todo el recorrido de unos 600 km. Maravilloso, contando con esa subida. El Ioniq, en este recorrido solía subirse a casi 6 litros.
Así que, sin duda, el Corolla gana por goleada en situaciones complicadas. Para el día a día, en cambio, el Ioniq no se comportaba nada mal, comparable con, pero no mejor que el Corolla.
Yo lo tengo claro. Si no hay cambios importantes de otro tipo, me quedo con Toyota para el futuro.
Perdón por el testamento que os acabo de soltar, pero es que me tiene enamorado el coche, y necesitaba contarlo
Si hay alguna cosa más que queráis que compare, o lo que sea, decídmelo en los comentarios.
PD: La cuestión del ruido en rodadura no es muy diferente de uno a otro, con neumáticos 225 ambos.
[Spoiler para quien no quiera leer más: estoy encantado…]
Tras hacer los primeros 1000 km principalmente por Madrid (con algún miniviaje a El Escorial, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias…) en las primeras 4 semanas, he estado 5 días por Asturias y Euskadi, otros 2500 km de otra carretera, incluyendo el test de todos los test, la subida a la meseta desde Asturias por el Huerna (la A-6).
Lo primero, para quien no lo tenga muy claro: el sistema híbrido del Ioniq utiliza también un motor térmico similar al nuestro, ciclo Atkinson, con un poquito más de potencia teórica (105 CV, creo recordar), y un motor eléctrico un poquito menor que el nuestro, pero ofreciendo en total 140 CV, y bastante similar en ese sentido.
Pero aquí acaba el parecido, y aquí empiezan las diferencias. La gestión que hacen ambos son bastante diferentes, y el cambio de la caja automática de doble embrague y 6 marchas del Ioniq al e-CVT del Corolla, son dos mundos completamente distintos.
En cuanto a consumo: en los primeros 1000 km, que podemos decir más o menos que serían 50% ciudad / 50% carretera, el consumo del Corolla ha estado sobre los 4’4 a 4’5 l/100km. Que está muy bien, mejor probablemente que el Ioniq, que en estas lides andaría sobre los 4’6/4’7. Con neumáticos (que eso influye) parecidos, 225/45/R17 el Ioniq, 225/40/R10 el Corolla.
Y en carretera, en trayectos de más de una hora, el Corolla parece variar más de un momento a otro, oscilando, según el ordenador de a bordo, que suele marcar un poco más que lo que luego me da con lo rellenado en gasolinera, entre poco más de 3l a algo más de 6l. Pero la media por depósito, yendo por autopista a 120 con el CCA, está entre los 4’9 y los 5’2. Similar, o quizá levemente menos que el Ioniq, que estaba en general entre 4’8 y 5’4.
Sí, para los que llevamos conduciendo toda la vida, la sensación de la caja de 6 velocidades del Ioniq es más agradable, por mantener sensaciones más conocidas. Pero el resbalamiento del e-CVT del Corolla ha mejorado significativamente desde la generación anterior (tuve unos días hace tiempo un CH-R 125H, y noto mucho la diferencia). Y aunque hay momentos en los que se nota, especialmente cuando está a baja velocidad en una cuesta en modo eco, parece que no tira, pero es una sensación falsa. Necesitas pisar algo más, y entonces reacciona, y está el efecto psicológico de no oír el incremento de revoluciones, que hace que sintamos como si no estuviera acelerando, pero en realidad sí que lo está haciendo.
Y hay cuestas en las que se revoluciona muy claramente, pero no tiene mayor problema. Y también el Ioniq sufría en algunas mucho (luego cuento lo del Huerna, que es significativo).
Así que esto es sin más cosa de acostumbrarse a las nuevas sensaciones.
Pero aún así, estoy enamorado del e-CVT. Como concepto, eso de poder poner el motor en su punto dulce en cualquier momento, suena muy bien. Pero es que la realidad es aún mejor de lo que pudiera parecer. Tanto en el ahorro de combustible que supone, como sobre todo en prestaciones ofrecidas. Porque es verdad que el sistema híbrido está manejado de manera algo diferente, pero creo que la principal ventaja deriva del e-CTV, con toda sinceridad.
Con respecto a la gestión de la batería, hay una clara diferencia entre ambos coches. El Ioniq marca 18 puntos de batería, y trata de mantener el coche siempre en los 6 centrales. Solo en casos de bajadas pronunciadas u otras situaciones inusuales carga por encima del 12. Pero, eso sí, en cuanto carga intenta aprovecharlo lo antes posible en descargar el motor térmico para reducir consumo, sea yendo en eléctrico puro, o aportando parte del empuje. Por decirlo de algún modo, da preferencia al ahorro en corto plazo.
El Corolla, en cambio, tiene mucha más tendencia a salvaguardar casi un 50% de batería por si en un momento necesario la necesita, y no es raro verle subir a tope la carga. Por decirlo de alguna manera, se guarda siempre un as en la manga por si fuera necesario ese plus de potencia, y no está tan preocupado por bajar consumo instantáneo cada poco, sino que gestiona a más largo plazo.
A priori, y para el uso más habitual, no suponen gran diferencia uno u otro modo de trabajar. Pero en situaciones un poco especiales, sí que se produce, y en ese caso, va a favor del Corolla.
El caso más significativo, la subida al Huerna. Como ya había comentado alguna vez, es un tramo especialmente puñetero para los coches híbridos. Son 18 km con una pendiente media de casi 5%, pero además sin un solo momento en que baje del 4%, con lo que no da respiro.
Aquí el Ioniq no llegaba. Era el único sitio en España donde se quedaba, pero aquí se quedaba de lo lindo. Para empezar, como antes de llegar aquí ya hay unos cuantos kilómetros de subida leve, pero continua, ayuda un poco con el eléctrico, para bajar consumo. Con lo que llegas a la subida grande con menos de la mitad de la batería sí o sí. Y al empezar la subida, si intentas mantener, no digo 120, pero simplemente 110 km/h, el coche se vuelve loco, porque el térmico se queda demasiado bajo de vueltas en 5ª, y demasiado alto en 4ª, con lo que empieza a buscar cómo aguantar, porque no da él solo para empujar lo bastante para aguantar la velocidad, y a tirar de eléctrico. Y a la mitad de la cuesta, o antes, se queda sin batería (ok, no queda al 0% real, claro, por la protección, pero sí lo suficientemente bajo como para marcar batería vacía, y dejar de empujar con el eléctrico). Y a partir de ahí, empieza a quedarse, a quedarse… hasta que no va a más de 80-90 km/h. Hasta coronar, y en unos segundos volver a la velocidad y a cargar batería. Son solo unos minutos de sufrimiento, pero son la leche…
En cambio el Corolla, ni se despeina. Para empezar, llega con la batería como al 50%, que es algo bastante habitual en él. Pero cuando empieza la diversión, con el CCA a 120 km/h, se planta en unas 4200 rpm (es la ventaja del e-CVT, si ese es el régimen que considera óptimo para potencia/consumo, le da igual la velocidad a la que vayas y ahí se instala). Y deja la batería tranquila, ni carga ni consume. Y camina sin ningún problema. En algún momento en que la pendiente sube claramente por encima del 6% sube a unas 4500 rpm, o incluso usa un poquito de eléctrico para ayudar, pero puntualmente. Y no solo aguanta perfecto, es que le sobra. Cuando un camión se me cruzó un poco en el carril, y el CCA me bajó un poco la velocidad, pisar un poco más, usa la bateria que mantiene en reserva todo el tiempo para empujar, y recupera sin ningún esfuerzo, los 140 CV en plenitud. Eso, después del Ioniq, me parece ciencia ficción. Pero no, es mecánica bien optimizada y la magia del e-CVT llevada a todo su esplendor.
Y lo más alucinante: si el Ioniq aquí sube el consumo una salvajada (es lo normal al ir a todo lo que da de potencia), el Corolla sube, claro que sí, pero ni muchísimo menos se desmanda. El consumo medio desde unos 150 km antes que venía en marcha sube quizá a cerca de 6 litros, pero después compensa en la bajada, y en el resto de la meseta, y cuando llegué a Madrid y reposté, el consumo real ha estado sobre los 5'0 l/100km en todo el recorrido de unos 600 km. Maravilloso, contando con esa subida. El Ioniq, en este recorrido solía subirse a casi 6 litros.
Así que, sin duda, el Corolla gana por goleada en situaciones complicadas. Para el día a día, en cambio, el Ioniq no se comportaba nada mal, comparable con, pero no mejor que el Corolla.
Yo lo tengo claro. Si no hay cambios importantes de otro tipo, me quedo con Toyota para el futuro.
Perdón por el testamento que os acabo de soltar, pero es que me tiene enamorado el coche, y necesitaba contarlo

Si hay alguna cosa más que queráis que compare, o lo que sea, decídmelo en los comentarios.
PD: La cuestión del ruido en rodadura no es muy diferente de uno a otro, con neumáticos 225 ambos.