A cualquier motor térmico le cuesta más calentarse desde el frío del invierno que desde el calor del verano, por lo que está más tiempo encendido en invierno. Su consumo de combustible aumenta.
Todas las baterías funcionan mejor desde el calor que desde el frío. El frío dificulta la transmisión de los electrones, por lo que una batería en invierno tiende a evitar cargarse, con lo que ésta es débil. Un coche totalmente eléctrico sería inservible a - 20 ° centígrados, ya que su autonomía disminuiría en un 60 %, con la tecnología de las baterías actuales, con las de estado sólido que se fabricarán a partir del 2025 desaparecerán éstos y casi todos los inconvenientes actuales.
Si unimos estos dos conceptos en un híbrido actual, se notarán más estos dos inconvenientes.