Mediante sensores se puede hacer una estimación sobre una posible niebla, pero es fácil hacer un falso positivo, y todos sabemos que una antiniebla trasera es muy molesta para los vehículos posteriores, y una multa.
La niebla no deja de ser partículas finas de agua en suspensión, en algunas ocasiones empapa y en otras no. Visualmente sabemos que hay niebla porque hay una distancia de visión más corta tapada por una densidad de partículas de agua. Pero un ordenador no sabe determinar si lo que está viendo es niebla, humo, llovizna, un túnel, un camión que está delante nuestro, es de noche o está anocheciendo, etc.
Cuando se integran todas estas tecnologías en un vehículo procesadas por un ordenador se busca que el margen de error o tolerancia sea hacia el lado correcto. Por ejemplo, un sensor de luz que enciende los faros, si falla, que es mejor que se encienda innecesariamente o que no se encienda. O un sensor de lluvia. En el caso de un sensor de niebla son tantos los factores que puede dar un falso positivo que es hasta peligroso, si en el caso de los faros, un falso positivo no repercute en la seguridad del conductor ni de los demás, mientras que en el caso de las antiniebla un falso positivo repercute ir deslumbrado a los de detrás, o a los de delante en caso de lluvia.