En casa tenemos un León MK4, tiene 6 meses, o sea, bastante nuevo. Cuando probé el Corolla, y teniendo bien interiorizado el León, sí se explica el precio del Corolla.
Toyota tiene que amortizar en sus híbridos todo el sistema moto propulsor: motor eléctrico, inversor, batería, electrónica, etc… eso tiene un coste que un vehículo térmico convencional no tiene. Y para que un Corolla sea competitivo en precio respecto a un León (que cuando encargué el Corolla, también miré otro León y me daban 27.500 por un 1.5 TSI 150 CV, manual, acabado FR Go L), han tenido que recortar en cosas -muchas lamentablemente visibles-, que yo cuando me monté en el Corolla noté: el interior se nota más pobre y sencillo, le falta iluminación interior, es halógena y pobre. La calidad aparente del salpicadero es más espartana que la del León. Rodando pasa igual, el León está mejor insonorizado y tiene como un “intangible” en el que notas que rueda con un refinamiento mayor. Las puertas del Corolla son de papel comparadas con las del León, el sistema multimedia es pobre (y eso que el del León, aunque vistoso, se cuelga de vez en cuando).
¿En Toyota son zoquetes y no saben hacer un vehículo insonorizado a la altura de un León? ¿No saben tampoco dar con la tecla para que ruede igual o mejor, ni tampoco saben hacer un interior vistoso que mezcle varios materiales y que tenga una iluminación envolvente a la altura de 2022? Pues claro que saben. Pero si mete todo eso más el sistema híbrido ya no vale desde 24k €, sino que valdría mucho más y dejaría de ser competitivo. La realidad es la que es, nos guste o no.
Si yo valorase sobre manera un rodar más refinado y aislado, un interior vistoso y un sistema multimedia moderno, no elegiría Toyota. Pero no se puede tener todo en la vida: interiores vistosos, un rodar más refinado, y todo el combo del sistema híbrido a precio de derribo, porque aunque los Reyes Magos están cerca, no pinta de que nos hagan una visita.