No todas las pinturas sufren lo mismo cuando están expuestas al sol
Esto es algo que mucha gente no sabe, pero
no todos los colores pierden su tono con la misma rapidez y de hecho el rojo es el color que más sufre con el tiempo. Para entender por qué vamos a resumirlo sin dar demasiados detalles complejos.
La luz está formada de un espectro de longitudes de onda, y los materiales absorben y reflejan estas longitudes.
Cada color tiene una longitud de onda en específico y puede absorber todos los demás colores a excepción del suyo propio. Y ese es exactamente el problema del color rojo, pues las longitudes de onda asociadas con este color son la energía más baja de la luz visible y eso hace que las longitudes de onda que absorbe sean más enérgicas, degradándose mucho más el color.
Es por eso que es “normal” ver colores rojos que con el sol se han ido tornando en un color rosáceo y mate. Pero
el rojo no es el único color que sufre: los amarillos, negros y blancos también tienden a degradarse bastante. Los amarillos se acercan al beige, los blancos tiran a amarillo y los negros se van volviendo blancos acercándose al gris. En otros colores el desgaste no es tan acusado, pero también se degradan.